Diez Negritos

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que reseñé una novela de la autora inglesa llamada Agatha Christie? Bastante, de hecho, ya ni me acuerdo el año, pero si me acuerdo del título de la misma así como un hecho singular. Primeramente, si hay una persona que marcó a la novela policíaca casi tan fuertemente como lo hizo Arthur Conan Doyle, es esta señora y eso es raro, ya que no es una mujer que tengan las feministas modernas en su lista de mujeres a referenciar. Segundo, pues si hay una persona a quien le debo mi pasión por la lectura, una vecina, quien siempre mencionaba a esta autora y me atrevo a decir que en su enorme biblioteca, seguramente,  se podían encontrar buena parte de la bibliografía de esta autora.

Y ¿De qué trata esta obra? A mi parecer es la obra que sirvió de molde para esa saga de películas de tortura donde un grupo de personas aparentemente sin conexión son reunidas en un sitio (en el caso que nos atañe, una isla) por una singular persona, a modo de invitación eso sí, hay que colocar de fondo el hecho que el título de la novela es de una canción infantil y que sirve como el modo en que el asesino morbosamente opera. Me atrevo a decir que para el año en que fue publicada, el año de 1939, el asunto de la primera guerra mundial estaba fresco la obra estaba destinada a tocar ciertos temas densos.  Siendo unas de las obras más famosas de la autora, su influencia se hace notoria al día de hoy en cada obra de suspenso e incluso terror de la que parte con una trama similar, a pesar que no la haya leído, de alguna forma tomará elementos de esta obra.

Me atrevo a decir que también fue pionera en el hecho de tener un villano con un claro deje de locura y que eso lo impulsó en tratar de hacer un mundo mejor, sin importar los costos a pagar y en el caso que nos atañe, un plan de tales proporciones que saca planes como el que mueve sus ideas a la realidad.