Dicen que durante las guerras aparecen extraños aliados, a pesar de su rivalidad tan marcada los sucesores de L deciden trabajar juntos por este tomo. Y a pesar del “sacrificio” que ha significado la muerte del padre del protagonista (en realidad una pieza más para RAITO) y que ahora gran parte del globo lo está apoyando. Y a pesar de contar con tanto apoyo, le vuelven a ver la cara de bobo.
El sucesor de L a quien el lector ve siempre jugando con piezas de Lego (o con otros juguetes) resultó ser un detective más peligroso que el propio L, ya que está seguro de la hipótesis dejada por su predecesor con tan solo hacer una llamada telefónica a sus homólogos japoneses poniendo en jaque a RAITO y su gente. Ciertamente parte de los planes de RAITO como KIRA se han llevado a cabo, pero a pesar de sus acciones bajo la mesa, a nuestro villano con delirios de deidad se le complica más detener a sus nuevos rivales, hasta admite en un viñeta lo peligrosos que han sido.
Y la guinda en el pastel comenzó como un asalto a la base de uno de los sucesores de L por parte de uno de los voceros de KIRA, manipulado por Misa, para convertirse en algo totalmente diferente ante los ojos de KIRA mostrándolo como lo que es, un arrogante joven con los humos bien subidos.
Comentario final
Lleno de acción, momentos que aclaran muchas cosas, suspenso y rabietas fue todo lo que se hizo evidente en este tomo. Ciertamente todo se pone de un color más oscuro justo cuando se acerca el final de esta historia.
El guión sigue siendo bastante entretenido, el dibujo finalmente empieza a levantar cabeza y mostrar mejoras apoyando en todo momento a la historia, mostrando las diferentes emociones de los actores en este relato que se acerca al final (por mucho que inflen de episodios los tomos aunque con menos páginas los episodios que lo conforman) considero que ya merece un final el asunto, en especial con el enredo que se ha diluido con el mundo sobrenatural.
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