Ha pasado tiempo desde mi última reseña de esta emblemática obra que, si bien su origen es de Argentina, pues parece que es una de esas obras que han pasado a ese listado de obras de las viñetas hechas por este lado del mundo. Unido al hecho que apenas hay un asunto con esta obra apenas tiene continuidad y uno de los asuntos más importantes que sucedió en esta entrega, pues es todo lo referente al nacimiento de su querido hermano y todo eso lo que trae a su particular mundo, ya que eso acarrea cambios no solo para su familia y podría traer unos cambios en las relaciones con sus padres ya que dejará de ser hija única.
Y con todo eso ¿Se puede decir que esta parte de la colección se vuelve más seria? No, mantiene el humor que no ha perdido vigencia al sol de hoy, pero creo que me parece que en este tomo se ve más desarrollo de los personajes secundarios, así como sus particulares relaciones con la protagonista de la obra y no es para menos, ya que la obra en cuestión lleva su nombre. Quizás pareciera que aquí el autor, el señor Quino, le dio por dedicarle unas cuantas viñetas con algunos asuntos un poco más serios, que no es nuevo, aunque aquí no usa el humor.
Quizás trescientas y tantas palabras no sean suficientes para agradecer al autor todo lo que hizo por las viñetas de su natal Argentina o del continente, pero lo cierto es que se ganó un espacio en el corazón de todos por aquí incluso el corazón de la gente que ve con malos ojos el asunto de leer comics. Pero bueno, considero que es en este tomo que se evidencia que su origen es mucho más notorio, no ocultando que viene de la tierra de Gardel.
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