Sobre una ex compañera de trabajo y la nueva etapa del blog.

Comienzo el presente mar de letras abordando un tema personal, tengo ahora una nueva mala maña. Cada vez que paso por una parada de buses tengo la urgencia de quedarme a ver quien está allí; resulta que esa misma parada de bus era en donde dejaba a una ex compañera de trabajo. Cuando dejé la fumigadora, ella me comentó que estaba pensando en abandonar el mencionado lugar.

Al momento en que escribo esto, en ocasiones pienso en ella y sé que no debería. Ya que parece que unilateralmente, parece que decidió quemar los puentes o habrá malinterpretado algún comentario que dejé por las redes sociales; posiblemente ella no va a leer las presentes líneas, pero hay días en que me gustaría saber de ella, pero parece que las palabras que le dije ese día cuando renuncié cayeron en saco roto. Aunque es una cosa rara, ya que es una de las tantas personas que se la pasa revisando todo lo que subo en las redes sociales.

Pero en caso que se encuentre leyendo las presentes palabras, a pesar que puedan leerse como falsas, me gustaría saber ¿Qué le hice? ¿Qué pasó con usted? Ya que, hasta no hace mucho, siempre teníamos una conversación medianamente fluida y si bien estaba al tanto del problema con su teléfono ¿no le cuesta escribirme al menos un hola? Parece que le sale mejor revisar lo que dejo en cierta aplicación de mensajería móvil que escribir.

En ese orden de ideas, quiero reiterar que le sigo teniendo aprecio. Que me gustaba decirle cosas agradables y piropos, que compartir la hora de almuerzo con usted era una de las contadas cosas agradables que había en ese lugar y el día en que me tocó sentarme a hablar con usted, ya que había firmado la renuncia, fue un momento bastante difícil, considerando que días atrás tuvimos un problema laboral. Considero que usted no debió regresar a esa mal llamada empresa, aunque creo que ya es tarde y quien sabe si ahora usted está haciendo carrera en ese lugar; para ir cerrando, espero que le vaya bien allí donde vaya y anhelaré el día de volver a llamarle mi compañera de trabajo.

Dejando ese tema de lado, honestamente no sé cuantas nuevas etapas ha pasado este pequeño rincón del internet. Pero quiero creer que esta nueva pueda servir de algo, quizás para enmendar todo el tema de las estadísticas, ya que les había pedido la ayuda a unos colegas y resulta que parece que sigo escribiendo solo yo por estos rumbos. He pensado en cerrar este asunto, considerando que para generar visitas necesito estar escribiendo de forma más recurrente, pero el asunto es que no lo hago por eso.

Las visitas están bajas, lo admito, pero lo cierto es que tendré que buscar algún tema del que escribir y que le sea interesante a alguien. Adicional a eso, quizás retome todo el asunto de escribir relatos para ser mostrados por aquí, digamos que en exclusiva. En algún momento pensé en esa posibilidad, pero creo que es momento de hacer algo al respecto.

Medidas de profundidad.

Como bien alguien se pudo haber dado cuenta, no soy precisamente brillante con esto de los títulos de mis mal llamados artículos y este es una de las muchas demostraciones de eso. Pero siguiendo con esto de la honestidad, quería dedicarle el séptimo (creo) artículo del ajuste editorial al mundillo friki venezolano, pero creo que aún es tiempo para soltar una bomba sobre ese tema, asunto que adelanto lo haré en agosto, siendo el mes más emblemático del mundillo ya mencionado.

Pero las presentes líneas van a otros temas, al momento en que escribo estas líneas la meta que me propuse de tener doce libros leídos ya va a la mitad aunque mi estrategia de tener algunos libros de adelanto se me complica; pero no es la única meta anual que anda atrasada, ya que la meta de llegar a las doscientas veinticinco mil visitas sigue estando distante y ciertamente ya no sé sobre que escribir para poder llegar a ese número.

Ciertamente, hay otras metas más serias que debo atender, como ese asunto relacionado con mi empleo, que parece las etapas se están mezclando. Y con eso me refiero a la etapa en la que mucha gente comienza a renunciar se mezcló con esa otra etapa en que soy yo el que quiere irse allí. Tengo mis razones, no las quiero exponer tanto por aquí, pero creo que una cosa es trabajar bajo presión y la otra es ya romper con la poca sanidad mental que le queda a la gente.

¿Podré aguantar hasta febrero del 2020? Ni yo me puedo responder esa pregunta, ya que cosas tan elementales en mi vida como el Karate tuve que dejarlo pasar de largo, aunque no quiero hacer lo mismo con la lectura y hasta esto de escribir. Pero ¿Qué más puedo hacer? Siento que estoy en contra de las cuerdas y esta cosa que habita en la profundidad me quiere atrapar, aprovechando que estoy en contra de las cuerdas.