¿En cuantos minutos puedo escribir alrededor de quinientas palabras?


Mientras espero la hora de entrar a mis labores cotidianas, me dan ganas de escribir. Pongo algo de jazz y el aire acondicionado ya que debo hacerme a la idea que estoy en una oficina, pero no dejo de pensar en algunos temas que parecen pequeños ante los ojos de los demás y a mí, en el peor de los casos, me genera una especie de sospecha y se convierte en un asunto del que tengo que hablar con alguien. Pero considero que esta es la primera vez que me siento a escribir al respecto. Después de todas las controversias que han salido alrededor de ese evento llamando Miss Venezuela se repite el fenómeno de la proliferación de las academias de modelaje, local vacío que aparece en un centro comercial es uno que en poco tiempo se convierte en una academia de modelos.

Las estudiantes en esas academias tienen dinero para pagar las mensualidades, el uniforme, pero deben pasar quien sabe cuantas horas en ese lugar y de paso un sábado; yo puedo entender que hagas eso con tu trabajo, es decir sacrificar un sábado para ver si con ese día adicional puedes tener un poco más de dinero para cuando la quincena llegue. Pero por lo que he visto, esas muchachas hasta llevan el almuerzo y no dejo de preguntarme ¿pero acaso no les da el dinero para invertirlo en alguna otra cosa? No soy quien para decirle a la gente en que gastar o invertir su dinero, pero creo que hay cosas mucho más importantes en la situación en la que está metida la cuna de libertadores como para irse a una academia de modelaje y más con los antecedentes que están acumulando.

Ciertamente el escandaloso movimiento feminista criollo en ese tema no dice mucho; claro, una que otra declaración por aquí y por allá sobre que ese certamen es una cosa anticuada y quien sabe si alguna que otra cosa medianamente rescatable; lo cierto es que esas personas fueron a esas academias voluntariamente, son adultas y al menos creo que deberían saber a todo lo que se están exponiendo si deciden meterse de lleno en ese mundo. Aunque parece que es más fácil culpar a la impronta que dejaron ciertas ideas conservadoras en la sociedad venezolana que ir poner manos a la obra en contra de ciertos asuntos, ya que, de hacerlo, se le estaría pisando los juanetes a algún burócrata de la tiranía nacional. Y eso último, no es muy bien visto.

Se sigue diciendo que ciertos temas son tratados como tabú, pero no dicen mucho sobre los chistes de doble sentido, del acoso laboral, de los falsos testimonios que se levantan en los entornos laborales, no se dice nada de la violencia escolar ya que es cosa de muchachos. Quinientas palabras no creo que sean suficientes como para describir plenamente el panorama que tenemos en la cuna de libertadores y que tristemente parece que se convertido en la última moda que buena parte de los países están siguiendo una deriva a quien sabe que clase de desastre.

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