Después de una cuestionable serie de robots, que es uno de esos géneros del anime que siempre me han gustado, pasamos a uno de esos cocteles que podían salir en aquellos años en donde las OVAS estaban en un momento bastante alto de popularidad y de paso estoy reseñando una de esas series que sentó bases para el género llamado Harem y que alguien se interesa de donde salieron todos los recursos argumentales del mencionado, todo eso deriva de por aquí.
Estamos ante una de esas mezclas que solo durante los noventa, cuando las OVAS venían vinculadas a un servicio que se ofrecía en el archipiélago japonés y que eso causaba que salieran películas animadas que abordaban temas diferentes a lo que se hacía por lo métodos tradicionales, creo que eso pasó durante los noventa.
Eso sí, como siempre pasa con los japoneses y su industria de animación, no todo lo que salió en aquellos días fue oro puro, de hecho muchas de esas películas que salieron dejaron bastante que desear pero esta que trato de reseñar no. Te da lo que quieres, un buen rato de risas, algún que otro desnudo, ciertos momentos de romance y drama con algo que en aquel momento parecía nuevo, un muchacho rodeado de diferentes chicas y cada una con unas habilidades y características diferentes. Pero ¿Cuál es la gracia en esta serie? Todo radica en los personajes y estamos hablando de T.M; en estos primeros episodios de la serie de películas vemos como un muchacho despierta a un demonio, uno que se encuentra relacionado con el templo que cuida su familia y que no todo aquello es lo que parece.